El codo es sexy… si lo cuidas!

Del mismo modo que a diario nos cruzamos con personas a las que no damos importancia pero que influyen significativamente en nuestro devenir cotidiano, hay partes de nuestro cuerpo que ignoramos sistemáticamente en el mejor de los casos o, peor aún, nos evocan imágenes negativas.

Estoy hablando de los codos, esa unión imprescindible de nuestras articulaciones superiores que hacen posible la versatilidad de nuestros movimientos aunque para lo único que de verdad pensemos en ellos es como arma infalible y arrojadiza cuando tratamos de preservar nuestro espacio vital o simplemente queremos apartar a alguien de nuestro entorno. Un codazo es más que un gesto: en él podemos condensar todo el desprecio o simplemente usarlo con disimulo para alejar otros cuerpos que se interponen en nuestro camino.

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Pero los codos, al igual que el cuello, delatan ostentosamente el paso de tiempo y revelan descarados nuestra edad porque los ignoramos y ni tan siquiera son merecedores de la más mínima caricia cuando por ejemplo nos aplicamos la crema corporal, reservada en la mayoría de los casos para los antebrazos, muslos y pantorrillas, esos privilegiados…

Un codo, especialmente ahora que empezaremos a quitarnos las capas de ropa que nos han protegido del frío, bien hidratado nos puede servir para rozar suavemente a ese vecino de parada de autobús con el que coincidimos cada día y al que espiamos de reojo e iniciar así el primer contacto sutil pero certero.

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Con un movimiento leve de nuestro codo podemos acercarnos a nuestro ser querido tras el furor de la pelea a modo de acercamiento inicial con el que desarmar todos los rencores de la batalla.

El roce de un codo bien medido puede ser el preludio de tantos gestos sensuales que harán erizar la piel de aquel al que deseamos.

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Pero toda esta magia desaparece si el contacto, por muy suave que lo pretendamos, con la otra piel esta dirigido desde un trozo de piel áspero, arrugado y blanquecino y ejercerá exactamente el efecto contrario al pretendido.

Y no es justo, porque esa parte del cuerpo es además agradecida como ninguna: simplemente con aplicar el sobrante de nuestra crema facial sobre nuestros codos de forma habitual, nos permitirá tener unos codos suaves, jugosos y apetecibles.

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Os invito a todas a que incorporéis a vuestra rutina de belleza un leve masaje en vuestros codos que solo os llevará unos segundos pero que ejercido de forma rutinaria y diaria os permitirá tener un elemento muy sexy como herramienta de seducción y despertareis la envidia insana de vuestras amigas con un codazo total al  “culo de gallina” que exhiben impúdicamente una amplia mayoría de mujeres.

Mis codos son sexys. Y los uso. Y tu, que quieres tener?

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